25.11.11
Algunas noches toca dormir, otras no. Últimamente las cosas se limitan a ser lo que parecen y la vida solo es vida a secas. A algunos les basta con eso. Algunos esperan que la vida sea solo lo que es. Otros, por el contrario, esperamos más de la vida. Que la vida sea lo que pretende ser es aburrido. No intervenir en nuestro destino es aburrido. Como Gonzálo Suárez yo empiezo a creer en el destino a posteriori. Eso me da un margen para pretender que la vida sea lo que yo busco o para buscar lo que pretendo conseguir. Y ahora empiezo a vislumbrar que es lo que quiero de la vida. Vivir sin más no me parece un milagro. El milagro es sobrevivir, vivir sobre la vida, aspirar a más, conseguir, conquistar. Y así llegar al amor pero al de verdad, llegar a casa y sentir que tengo un hogar donde las paredes cuentan mi historia. Que el hombre que ame me ame y que el hecho de amarnos nos complete a ambos. Amar para atraer a la risa, a la alegría, amar para compartir, para tirar del carro juntos y también, por qué no amar para disfrutar del sexo, de la lujuria, y luego aterrizar en abrazos tan abnegados como los cepos para osos. Amar para besarse, para sonreirse, para mirar sobre la taza del primer café de la mañana y desearse y contemplarse. Respeto. Piden respeto las cantantes de copla, los chulos y los chaperos. El respeto sí hay que tomárselo en serio y en serie, de modo constante. El respeto es el sistema de seguridad de un hogar. No se habla de respeto porque este se instala en las capas freáticas del amor mismo, no es posible el amor sin respeto. Y como decía Kiko Veneno: está muy bien eso del cariño, yo me comprometo pero no me des un dulce como a un niño, te estoy hablando de respeto. Y ahora dejo que la química haga su efecto y cierro mis ojos para seguir soñando un sueño.
Hoy he hablado con mi tío por teléfono. Hace poco le han operado de un cáncer de garganta pero ya está en casa y habla perfectamente, y se ríe. Me he emocionado. Después de la operación tenía miedo de oir su voz, de que al recuperar la voz el miedo se hubiera instalado en sus cuerdas vocales. Pero no, vibran con firmeza, como si te palmearan la cara al emitir cada palabra. Es el mismo. Sobre vive. Y lo que le queda. Pensé que me lo quitarían de a poquito, primero relegandolo al silencio y después a la tristeza pero no. Hoy puedo creer en el destino a posteriori y en el se cuenta que se pondrá bien. Buenas noches. Morfeo hoy se llama Stilnox, que es más tecno, pero ya me está arrastrando douxment hasta sus brazos.
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2 comentarios:
Cómo te entiendo, querida C. Espero que estés durmiendo bien :)
Tremendo será el libro de amor que escribas y el hombre al que se lo leas...
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