23.8.11

Cómeme si tienes huevas



Estoy segura. Moveré la cama y en el rodapié encontraré una pintada así en algún momento. Escrita con mi sangre a patas de pulga -el trazo irregular es por los saltos. Sí, sé que se esconden en mi cuarto. Atacan por las noches. Se refocilan a lomos de Marcello y cuando oscurece saltan sobre mí y liban hasta hartarse.
Esta misma noche las he sorprendido abandonándome, caminando por el colchón ebrias de trementina y largos besos. Cerdas. Gordas. Ahítas.Tambaleantes. Borrachas de sangre. Vampiras. Incapaces de reaccionar han caído en la emboscada tendida por mi mano. Eso sí, estaban tranquilas, serenas como nunca. No saltaban, para qué. Qué podían saber ellas de la serenidad con marca registrada que me corre por las venas.
Cómeme si tienes huevas.

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