Ayer pude descansar. Me encuentro mejor. Todo duele menos después de ocho horas de sueño. Queda nada para que termine esta pesadilla inmobiliaria. La casa mejora cada día y tengo ganas de empezar a disfrutarla, de sacar a Marcello al patio y ver cómo se vuelve loco ante sus primeros "exteriores".
Estoy exhausta anímica y físicamente pero sé que después de todo habrá valido la pena. Y nunca mejor dicho.
Pronto podré recibir a mis amigos superhéroes en mi nueva base de operaciones.
: )
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