28.3.12

Huelga decir...

Ayer abandonaron el edificio colchón, tablero, cabecero... Aspiré chinches muertas bajo la cama. Hice lo que tenía que hacer.  El sábado corte de pelo, el domingo a Madrid. Vacaciones, descanso, mimos. Pensar, pensar y dormir. Recuperar las fuerzas que me faltan, el orgullo, la fe, la esperanza y la caridad, que tanto echo en falta y que tanta falta me hacen. Pero para empezar, mañana, huelga decir que haré huelga.

22.3.12

Invasión y victoria

No, esta vez no voy a esperar a que una chinche me muestre su documentación como ciudadana europea para tomar medidas. Esta mañana me levanté con una picada diminuta en la cara, en las piernas, en el pecho. Y aún no ha llegado el calor en serio. No. Voy a tirar la cama, el soporte, el cabecero aunque me duela perderlo. Voy a poner dos bombas mata chinches y me voy a ir de vacaciones a Madrid con Marcello. Le dejaré allí, solucionaré mis problemas logísticos y me lo traeran de vuelta en Sant Jordi. Ya está todo bajo control. Todo lo que puede estarlo, claro. Mi moral anda un poco por los suelo. Un respiro. Solo un respiro, por favor.

20.3.12

Mi vida en slow motion

Voy y vuelvo. Soy afortunada. Más allá de mí, mi fortuna son los otros, otros cuyas opiniones respeto, de cuyas mentes me fío. Insisto en ir hacia la luz desde niña. Me atraen los finales de los libros, de la personas, de la vida, vivir sin estar, hacer malabares. Me gusta cantar y no canto; nadar y no nado; bailar y no bailo; soñar. Desprecio la realidad que me toca por sistema, por caracter. Esa es quien soy. Ese es mi motor. Vivir sin estar. Mantener la distancia suficiente de las cosas para que no me alcancen y sean. Así es como consigo esquivar los problemas. Soy feliz estando ausente, soy feliz no siendo. Me maravillo con cien cosas distintas a cada segundo. Se lo que va a ocurrir casi a cada segundo. Escucho lo que la gente dice a través de lo que no cuenta. Los veo tropezar intentando no dañarme. Me quieren. Se esfuerzan. Se que sienten darse cuenta como yo me doy cuenta, ser también conscientes de lo que me ocurre. Me protegen. Lo hacen porque me quieren. Me siento querida, me siento sobre querida. Muchos no tienen eso en sus vidas. Yo me siento diferente porque yo misma insisto en serlo. Si supieran ellos cuánto los quiero, que los quiero tanto que estoy dispuesta, lista, preparada para perderlos a todos, uno a uno a cada momento. Si supieran que los quiero cada día durante las veinticuatro horas del día, a cada segundo. Si supieran que los quiero de segundo a segundo. Eso es lo que puedo ofrecerles, lo que les doy cada día. El resto es ausencia. EL futuro es ausencia. El futuro, mañana, es la pérdida de lo que siento hoy. Lo que soy no es compatible con la vida. No soporto la sicronía en cuestiones de afectos. Como en una gala televisiva, necesito una distancia de unos cuantos segundos para reaccionar como toca si los pierdo. Eso es lo que soy, lo que he vivido, lo que seguiré siendo. Llego a mi felicidad un poquito más tarde de lo que llegan ellos y los descubro allí con mi alegría y el regalo es doble. Necesito ese retardo, la vida en slow motion. Se que todo va bien, se que lo que pasa ocurre porque es necesario. Se que tengo que sentirme bien, afortunada, conseguir disfrutar de este cambio. Y se que aquellos a quienes amo, aquellos que antes de que yo esté, ya están, saben que siempre lograré encontrarlos.

Voy y vuelvo

A pelo el ambiente se vuelve irrespirable. Es entonces cuando mi voluntad y yo nos agazapamos tras la pantalla del ordenador ocultas tras una mini trinchera de libros creada ex profeso. Tal y como he dispuesto mi ordenador, ahora solo se me puede oir llorar pero no verme. No ofrezco primeros planos. Fotos no, fotos para nadie, como la diva que soy. Si no fuera porque no vería una mierda, trabajaría con gafas de sol. Solo necesito mi propio muro de Berlín, mi franja de Gaza para no ver mi pasado sentado frente a mí. Que lo entienda quien pueda. Ahora escribo en negro, profeso religiones que antes negué y mi indignidad no conoce fronteras. Soy voluntaria (no voluntarista, que yo se lo que me hago), quiero decir que musculo mi voluntad cada día y la echo a correr hasta que se presenta al final de día frente a mí, con la lengua fuera pidiendo clemencia. En ese momento, se que ha llegado la hora de guardar el tablero de Jumanji y avanzar a través de las enredaderas hasta el torno de salida. Y así pasan los días. Las mejores historias suceden en los autobuses. Solo por eso voy y vuelvo.

19.3.12

#67

Dos conductores de bus se lanzan besos en los semaforos rojos. Ella le dice q se cuide mucho. La chica rubia tb llega tarde. El dia así parece inofensivo.

15.3.12

Nesun Dorma

No hagamos de la vida un drama tan solo porque somos capaces. No nos dejemos vencer por la desesperanza. No nos creamos eso que de lo que todos hablan. Nada de lo que nos dicen es cierto. No estamos perdiendo batallas. No somos perdedores. No nos han vencido. Si somos capaces de ser felices ahora no nos habrán vencido. Nos están obligando a jugar una partida sin repartirnos las cartas pero sabemos contar. Nos asaltan fantasmas cada mañana. Nos llaman a una rebelión sonora y nos tienden mil trampas. Guardemos silencio. Seamos estrategas. Nesun dorma. Si somos fuertes, cuando esto termine, habremos vencido.

Yo iba de peregrina...

y me cogiste de la mano. Como escriba "hermosa andadura" una vez más esta semana, no respondo. Voy de cabeza hacia la luz y armadita hasta los dientes. Ay si eu te pego, Coelho...

14.3.12

El presente es todo lo que tenemos

Voy en el autobus y caigo en la cuenta de que la mayoría de las chicas que viajan conmigo no les saldrían las cuentas si, como yo hice ayer, dividieran su altura por su peso para averiguar su índice de masa corporal. Demasiada masa corporal para uno solo. Sin embargo, tanto ellas como yo intentamos sentirnos hermosas. Bajo en mi parada. Como siempre que paso cerca de un hospital miro con curiosidad las caras de la gente apostada en sus puertas. Pienso sin nostalgia en cuando fui uno de ellos y continúo caminando con cierto aire de suficiencia, con superioridad, rebañando el plato de mis miserias. Pienso en Dios y en si se merece la mayúscula con la que se le distingue. Pienso en Dios y concluyo que es el peor el estilista del mundo o un ingenuo. Un poco de sol y unos pájaros no son suficientes para comenzar el día con una sonrisa. La felicidad, nuestra felicidad, depende solo de lo que seamos capaces de inventar para disfrutar de ella. A pesar de que hayan cerrado las fronteras, de que resulte imposible abandonar Estocolmo. Estocolmo es ya un gueto en el que resistimos unos pocos privados de la capacidad de elegir nuestro futuro. Sin embargo, renovamos nuestras ilusiones no sin esfuerzo, intentamos depositar la esperaza en lugares secretos donde nadie la alcance. Es complicado. Elijo el optimismo de la voluntad frente al pesimismo de la inteligencia, me dijo un amigo hace unos días. Así que cada día me levanto y lo intento de nuevo. Sé que nada de lo que tenemos ahora es suficiente. Sé que todo lo que nos pasa ahora no es justo ni está en nuestras manos. Sé que nos están robando el futuro, que ya lo han hecho. El presente es todo lo que tenemos. Luchemos por eso.