27.2.09

Madrugada



De madrugada,
las calles se tornan feraces,
el vaho vivifica las raíces que brotan de las calzadas y el violento carmín de los tacones de aguja
se protege de la lluvia
en los párpados ocres de centeno
que duermen en las fachadas.

En los portales,
late un murmullo de acero
y cuerpos deseantes,
los maestros de esgrima se baten en duelo
y entre adoquines
flotan cadáveres de enamorados
que ensayan caligramas.

Es oscura la noche entonces.
Las chicas hispanas desenredan sus trenzas en las cabinas
y anotan versos de nueve cifras sin remite,
los canes enloquecen con su propio rastro
y apátridas del cielo descienden
a trocar sus penas en los billares.
A esas horas, la luz es un animal herido,
que danza, como las tribales formas se contemplan,
en el latón abandonado de las esquinas
y en los verticales rostros
que aguardan tras las ventanas
su propia resurrección.


(Madrugada) Toni Quero, Los adolescentes furtivos
PREMIO INTERNACIONAL DE LITERATURA ANTONIO MACHADO 2009
www.toniquero.com

Enhorabuena my friend. Tú sabes que no podía celebrarlo con otro poema.

26.2.09

Hemingway libera la calle de l'Odeon


" Todavía había tiroteos en la calle de l'Odeon, y ya empezábamos a estar hartos de los alemanes, cuando un día subió por una calle una hilera de jeeps y se detuvieron frente a mi casa. Oí una voz que gritaba: "¡ Sylvia!". Y todo el mundo en la calle empezó a gritar "¡ Sylvia!".

" Es Hemingway! ¡ Es Hemingway!, gritó Adrienne. Bajé corriendo y chocamos. Me cogió, me hizo dar varias vueltas en el aire y me besó, mientras la gente que estaba en la calle y las ventanas nos vitoreaba.

Subimos al apartamento de Adrienne e hicimos sentar a Hemingway. LLevaba el uniforme de campaña sucio y ensangrentado. Dejó su metralleta en el suelo con un sonido seco y metálico. Le pidió a Adrienne un poco de jabón y ella le dio el último trozo que le quedaba.

Quería saber si podía hacer algo por nosotras. Le preguntamos si podía reducir a los nazis que aún permanecían en los tejados de las casas, sobre todo en el de la casa de Adrienne. Hizo bajar a su compañía de los jeeps y llevó a los hombres a los tejados. Por última vez oímos disparos en la calle de l'Odéon. Hemingway y sus hombres descendieron la calle de nuevo y se alejaron de sus jeeps para "liberar", según palabras de Hemingway, "el bar del Ritz".



Shakespeare & Company, Sivia Beach. Ariel, 2008.

25.2.09

Sueño reparador


Marcello al sol. La imagen misma del descanso dominical. Mañana me tomaré un día de esos que se denominan " de asuntos propios" y que a mí siempre me ha sonado tan mal. Un día de asuntos propios suena a un día para encerrarse en el baño, quitarse los pelos de las orejas, llevar una camioneta con goma 2 a un lugar remoto antes de perpetrar lo que sea. Perpetrar suena mejor. Yo perpetro, tú perpetras y cómo nos gustaría perpetrar algo juntos. Pero yo mañana no tengo más intención que la de descansar y recuperarme porque hace días que estoy exhausta. Lo malo es que nunca he conseguido que se me note el cansancio salvo que esté al borde del colapso. Como Glenn Close en las Amistades Peligrosas clavándose el tenedor en un muslo bajo la mesa y, sin embargo, sonriendo a sus invitados. Al salir de la oficina me ha dado una bajada de tensión pero justo al cruzar la puerta. Es de risa. Los médicos de urgencias siempre me preguntan: pero como ha esperado tanto para venir? Yo les diría: " Mi caballo tártaro prefiere el viento del Norte" pero, para qué engañarnos, todos sabemos que entonces la cosas se pondría aún más feas. Si algo he aprendido con los años es que, en último término, las salas de urgencias y la poesía no hacen buena mezcla. Y Dios sabe que lo he intentado pero incluso inspirada por el sentimiento más trágico de la vida, ambos, el dolor físico y el espiritual en mi caso siempre devienen en comedia. Dichosos nervios que convierten mi vientre en un zeppelín y hacen que la venus de Willendorf a mi lado sea la sirenita. Necesito dormir, tal vez soñar. Ay.

Life is too short to be anything but happy


Respuestas


20.2.09

18.2.09

Mi caballo tártaro prefiere el viento del Norte

Foto: Rodchenko

Al amanecer, un viento del Norte ha zarandeado
la nieve de las ramas de los abetos. Ningún disfraz
dura demasiado.
¿ Pensabas que no habría vientos
debajo de la tierra? Mi caballo tártaro prefiere
el viento del Norte. ¿ Pensabas
que la muerte y un poco de tiempo me detendrían?
¿ Acaso no me elegiste por mi condición obstinada,
por los ojos verdes que ahuyentaban
a los timadores y engañabobos de nuestra puerta?
He abierto un pequeño sendero, un círculo ovoide
alrededor de tu tumba, para mantener el calor
mientras te hablo. Soy la única
en el cementerio. Elegiste bien. Nadie
es tan obstinada como yo, y mi caballo tártaro
prefiere el viento del Norte.



Tess Gallagher, El puente que cruza la luna, Bartleby.

16.2.09

Evasión y victoria

foto: Michelle Muller
Lunes:
De cuantas cosas nos salvará el teletransporte. Evasión y victoria. Nueva serie para esta semana.

14.2.09

Amor




...porque has deshilachado mi ternura,
porque yo era un puercoespín sin púas aparentes
y una tarde me crispaste los pinchos
y en las sienes, como digo, descargaste,
como balazos tu frustración de siglos,
me rebelé por suerte y salí suelta
corriendo, lentamente, pero corriendo,
a donde nadie fusile mi ternura.


Gloria Fuertes, Pecábamos como ángeles

Dolor animal

Urgencias. Esta mañana. Cuando parecía que Marcello ya estaba curado, se ha despertado hoy con el ojo cerrado otra vez. Pero hoy ha sido distino, hoy no paraba de maullar, de gritar y no había casi forma humana de controlarlo. Veterinario. Le temblaba el carrillo, le hemos puesto un analgésico mientras intentábamos que permaneciera quieto. Y no, la angustia no era nueva, no era un arranque de maternidad recién estrenada, de sensibilidad animal o rollo empático con lo natural. Las ganas de llorar han vuelto como en una pesadilla, con envidia, subiendo desde mi estómago hasta mis ojos. Pero mi insitinto está bien entrenado y he logrado contenerlas hasta llegar a casa. No sé que me ha pasado, pero derrepente esos maullidos de dolor, de indefensión, de bestia al fin y al cabo han resonado en mi interior con un eco primitivo. Un eco sonoro que nada tenía de consecuencia sino de acto. Era el dolor allí sin una razón detrás salvo el dolor mismo. Y algo me ha arañado el corazón con la profundidad que hace tiempo busco para romperme yo también y gritar dolores antiguos que no acuden nunca, que se resisten a aparecer aunque los cite con palabras, aunque los provoque en cada sesión de terapia. Un gato es más libre que yo y carece de emociones. Yo las tengo todas y estoy atrapada. Sé que darse cuenta de algo así ya vale la pena. Valen la pena muchas cosas en mi vida. Soy Dresde despues de los bombardeos y ya hace tiempo que las mejoras, la recontrucción empieza a notarse. Brotan, como decía en días pasados, hierbas nuevas entre los adoquines, el tiempo ha mejorado, la polución es menor y hay días en los que hasta me parece ver el cielo iluminado. Lo cuento porque es curioso, porque me ha pillado por sorpresa y eso no es fácil; el dolor de mi animal me ha llevado a mi dolor escondido. Y ahora supongo que mi dolor tiene que ver con la impotencia sentida por no haber podido hacer nada para evitar lo inevitable, porqué no supe hacer magia, desarrollar algún superpoder, pactar con el diablo, por qué sólo fui yo y no fue bastante. Yo no creo que haya respuestas para eso. Creo en los amigos, en la voluntad, en la determinación, en la persecución de un objetivo sin desanso: ser feliz y que haya y quede suficiente gente a mi lado con quien celebrarlo. Ay.

12.2.09

Bicing



El sábado estrené mi tarjeta bicing que me permite ir por la ciudad en... binci-ng. Decepcionante. Yo que creía que podría anunciar a bombo y platillo que Covalainen había vuelto a las calles y no, no lo acabo de ver claro. Quizá no esté en el mood apropiado pero me siento rara entre los coches, ya he esquivado a un par de urbanos y casi, casi la tengo con una cola de preadolescentes que subía calle arriba por el carril contrario. Quizá sea mejor cuando llegue el verano, cuando la olímpica ciudad duerma la siesta, apriete el solecito y no haya gente en las calles. Pero el modo urbano no me gusta, no me acaba... Ay.

10.2.09

Mundo caracol


A veces me sucede que no me pasa nada,
ni sangre ni saliva se mezcla en mis canutos;
la mente se me para y el beso se me enquista
y a siglos con pelusa me saben los minutos.
El río es un idiota, un terrible obediente,
el mar sigue llamándole como a un can hechizado
el mal esclavo húmedo se arrastra por los suelos;
-ya se me están quedando los pies fríos-

¡Qué voz triste el trapero!¿ Qué tiene por su saco?
El día se despeina, la Rufa está preñada,
la vaca de Pedrito me sigue haciendo señas,

a veces me sucede que no me pasa nada.

Gloria Fuertes

9.2.09

A veces me sucede que no me pasa nada...

Grinberg Alexander. Photos of 1920-30s. The USSR

Lunes. Algo me pasa. Podría correr sobre la línea del horizonte, descalza, estirándo los brazos hasta acariciar las nubes. ¿ Como sabemos que en realidad no son sólidas, por qué creer que sobre ellas no se levanta un infinito donde se encuentran nuestros sueños en cajas de colores? No sé que me pasa. Hoy soy feliz y eso no es propio de mí. Al menos no de esta manera...

6.2.09

Viernes

Como cantaba María Jimenez " Se acabó". Termina la semana. Dos bolsas llenas con todo lo que me llevo a casa. Tiempo para organizarme, descansar, disfrutar de una peli, y hacer un poco el indio.

5.2.09

Jueves


Ilustración de Albert Vitó.www.albertvito.com

INSTRUCCIONES PARA EL USO DEL GATO

Ahuyentar el miedo alrededor, limpiar de horrores las sombras más cercanas, barrer entorno la paja macilenta y dispersar su infamia.
Asegurar un mundo no más vasto que varias veces el grueso de su piel con presencia de astros y un constante rumor de vida ajena a la distancia.
pensar en gato cada que vez que adivinamos ese espanto a morir y nos contempla desde el rincón tan tierno y asustado en el que se le obliga a persistir.
Inventar un ratón inatrapable, un perro ladrador pero apacible, las musarañas del jardín y un tonto, que no puedes ser tu, con campanilla en un cordón de seda y con la que lo pretendiese marear.


Carlos Barral