Habiendo perdido el futuro con él
estoy dispuesta a amar a quienes
no me ofrezcan futuro -la forma
que tiene el corazón de extraviarse
en el tiempo-. Él me lo dió todo, hasta
el último y jaspeado instante, pero no como un exceso,
sino como si un propósito oculto fuese
una fuente junto al camino
a la que pudiera acercar mis labios y saciarme
de recuerdos. Ahora el amor en una habitación,
puede hacer que me pierda con suma facilidad,
como una niña que hubiese de volver deprisa a casa
ya de noche, y tuviera miedo
de encontrarla vacía. O sólo miedo.
Dime otra vez que esto sólo va a durar
lo que dure. Quiero ser
frágil y verdadera, como quien prolonga
el momento con su muerte intacta,
con su corazón, demasiado sabio,
limpio de los deshechos que llamamos esperanza.
Sólo entonces podré volver a visitar al último superviviente
y saber, con la alborotada exactitud
de una ventana rota, lo que quería decir,
con todo el tiempo ido,
cuando decía: " Te quiero"
Y ahora ofréceme de nuevo
lo que pensabas que no era nada.
Tess Gallagher, El puente que cruza la luna
4 comentarios:
Un gran beso por este poema y la fotografía
Besos por poemas y fotografías. Eso le da un nuevo sentido al concepto de "trueque". jejej.
Lenin socializando besos, ya ves...
Qué maravilla. Me ha recordado un fragmento de De profundis de Oscar Wilde que dice que el dolor -amoroso- es "exquisito y atroz"...
No dejes de compartir tus hallazgos, C. Son como fulgores.
Besos mil,
P.
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