20.3.12
Voy y vuelvo
A pelo el ambiente se vuelve irrespirable. Es entonces cuando mi voluntad y yo nos agazapamos tras la pantalla del ordenador ocultas tras una mini trinchera de libros creada ex profeso. Tal y como he dispuesto mi ordenador, ahora solo se me puede oir llorar pero no verme. No ofrezco primeros planos. Fotos no, fotos para nadie, como la diva que soy. Si no fuera porque no vería una mierda, trabajaría con gafas de sol. Solo necesito mi propio muro de Berlín, mi franja de Gaza para no ver mi pasado sentado frente a mí. Que lo entienda quien pueda. Ahora escribo en negro, profeso religiones que antes negué y mi indignidad no conoce fronteras. Soy voluntaria (no voluntarista, que yo se lo que me hago), quiero decir que musculo mi voluntad cada día y la echo a correr hasta que se presenta al final de día frente a mí, con la lengua fuera pidiendo clemencia. En ese momento, se que ha llegado la hora de guardar el tablero de Jumanji y avanzar a través de las enredaderas hasta el torno de salida. Y así pasan los días. Las mejores historias suceden en los autobuses. Solo por eso voy y vuelvo.
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