14.3.12

El presente es todo lo que tenemos

Voy en el autobus y caigo en la cuenta de que la mayoría de las chicas que viajan conmigo no les saldrían las cuentas si, como yo hice ayer, dividieran su altura por su peso para averiguar su índice de masa corporal. Demasiada masa corporal para uno solo. Sin embargo, tanto ellas como yo intentamos sentirnos hermosas. Bajo en mi parada. Como siempre que paso cerca de un hospital miro con curiosidad las caras de la gente apostada en sus puertas. Pienso sin nostalgia en cuando fui uno de ellos y continúo caminando con cierto aire de suficiencia, con superioridad, rebañando el plato de mis miserias. Pienso en Dios y en si se merece la mayúscula con la que se le distingue. Pienso en Dios y concluyo que es el peor el estilista del mundo o un ingenuo. Un poco de sol y unos pájaros no son suficientes para comenzar el día con una sonrisa. La felicidad, nuestra felicidad, depende solo de lo que seamos capaces de inventar para disfrutar de ella. A pesar de que hayan cerrado las fronteras, de que resulte imposible abandonar Estocolmo. Estocolmo es ya un gueto en el que resistimos unos pocos privados de la capacidad de elegir nuestro futuro. Sin embargo, renovamos nuestras ilusiones no sin esfuerzo, intentamos depositar la esperaza en lugares secretos donde nadie la alcance. Es complicado. Elijo el optimismo de la voluntad frente al pesimismo de la inteligencia, me dijo un amigo hace unos días. Así que cada día me levanto y lo intento de nuevo. Sé que nada de lo que tenemos ahora es suficiente. Sé que todo lo que nos pasa ahora no es justo ni está en nuestras manos. Sé que nos están robando el futuro, que ya lo han hecho. El presente es todo lo que tenemos. Luchemos por eso.

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