17.2.10

Todos mis amigos son superhéroes de Andrew Kaufman


Ambrose tiró hacia arriba y Tom sintió un "pop" en el pecho. Ambrose lo puso de espaldas sobre la mesa y Tom vio que su caja torácica se había abierto como el capó de un coche. Ambrose le levantó el pecho y, para evitar que se cerrase, lo fijó con una costilla flotante en un ángulo de cuarenta y cinco grados. Acto seguido, se puso a husmear en su interior.
- Piensa en tu novia- le ordenó Tom.
- Mi mujer - dijo él.
- Qué más da. Concéntrate en su cara.
Tom se concentró en la cara de la Perfeccionista-. ahora, concéntrate en su rasgo más hermoso - lo apremió Ambrose.
Tom se concentró en la nariz. Sintió la mano de Ambrose tocándole el corazón. A Tom le costaba respirar Ambrose le pasó la mano por detrás del corazón, apretó y salió un chorro de sangre que le salpicó en plena cara,.
- Podría ser eso- dijo Ambrose, echando de nuevo mano al bolsillo de atrás del pantalón para secarse la cara con el trapo.
- El qué? ¿ Qué es lo que podría ser?
- ¿ Cuándo fue la última vez que te lo limpiaron?
- Nunca me lo han limpiado.
- Me lo figuraba- dijo Ambrose-. Para esto voy a necesitar la Stewart.

[...]

- Respira hondo- le ordenó-. Piensa en la primera vez que la besaste.

[...]

Tom recordó ese momento mientras el instrumento le trabajaba la aorta. El dolor era increíblemente intenso. Tom abrió los ojos y estiró el cuello. Alcanzó a ver cómo le salía un fantasma diminuto del corazón.
Tom reconoció el fantasmas: era Jessica Kenmore. Su cabeza, su pecho, sus caderas y finalmente sus piernas fueron abriéndose paso hasta salir de su corazón. Salió flotando y se esfumó justo antes de tocar el techo ( continuará...)

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