12.11.08

Sylvia Plath. Poesía completa

Esta tarde, de camino a mi última clase de mkt editorial, he pasado por la FNAC. No está el horno para bollos ni el banco para euros pero llovía y buscaba algo de compensación inmediata. A veces, me refugio en una librería como el que se inyecta una película romántica buscando arrancar de la historia de los personajes una esperanza, un recuerdo, un sueño. Lo reconozco: hay días que solo voy a los libros para mirar, para comprobar que siguen ahí, para ver si , por causalidad, me cruzo con uno que me salva la tarde. Compensación. La necesidad de amparo.

Esperaba encontrar Cartas a Lou pero no estaba. He encontrado un libro de Chesterton sobre la literatura y la locura que parecía interesante ( 10€) y lo tenía en la mano cuando he visto escondido entre otros la poesía completa de Sylvia Plath. Ya sabía de este libro, ya lo deseaba, pero prometo que el segundo antes de verlo me había olvidado por completo de su existencia. Lo siguiente ha sido soltar el de Chesterton y agarrarme al de Plath sin poder remediarlo (28€).
Es curioso, hasta hace unos días no había leído nada de esta autora y, sin embargo, sentí una necesidad urgente de hacerme con el libro.

La edición es extraña: 697 páginas abigarradas de poemas y de notas a los poemas. Desentrañado el misterio de una cubierta que a duras penas encaja en el diseño de Bartleby: es del traductor. Y aún no sé, porque no he tenido ocasión de leerlo, si se trata de alguien prescindible. La primera impresión es la de que era esto o nada. El pack completo con la traducción, las notas, la cubierta o la imposibilidad de llevar a término por la editorial semejante edición. Se nota la desperación de sus editores ampliando y reduciendo cuerpos de letra con la intención de hacer que todo ocupe el menor número de páginas posiblen y no por desdén sino por la terrorífica extensión de la obra. Con todo, creo que merecerá la pena. Ay.

1 comentario:

C. dijo...

Nota mental: 200 páginas de notas de traducción y una introdución que nada aporta salvo una pataleta constante y prescindible. Mejor regalarle esas 200 páginas a Sylvia Plath y dejar la información para un ensayo sobre ella o resumirlas. QUé despropósito.