El mundo entero celebra el triunfo del primer presidente negro de EE. UU. ¿El mundo entero? No. En esa aldea gala que es mi cerebro, aún persiste el recuerdo de otro presidente negro, el mismisimo Lyndon B. Johnson, a quien caprichosamente cambié de étnia hace ya mucho tiempo en una galaxia muyyy lejana y preadolescente. Durante algún tiempo y en silencio, el presidente que siguió a Kennedy fue un afroamericano llamado Lyndon B. Johnson.
Fue mi padre quien me sacó de mi error. No sé como acabamos hablando de eso. Supongo que es el tipo de cosas de las que nos rescatan nuestros mayores:
" Cariño, cómete la sopa. No hables con extraños. No cojas caramelos en la puerta del colegio y cariño, atiende... lechoncete, Lyndon B. Johnson no era negro!!! ".
Por eso, cuando ayer supe de la victoria de Obama, no pude mirar para otro lado y sumarme a la alegría del pueblo afroamericano así, alegremente, como si nada, celebrando la victoria del primer presidente negro o casi, ignorando el hecho de que en algún momento de mi vida, exisitió otro presidente negro que ya era americano y ya había llevado a su país a un nivel superior de madurez política. Quizá ahora podamos porque siempre pudimos o puede que la cigüeña que me trajo al mundo sobrevolara antes el nido del cuco.
Quién sabe.
Ay.
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