Es triste y porque es triste lo confieso: he naufragado en el fondo de mi red social. Porque sí, porque con algunas aplicaciones de facebook puedes comprar a tus amigos por un puñado de dólares. Y ayer, un amigo de toda la vida me reprochó indignado haber recibido un mail en el que le informaban de que yo le había comprado por unos dólares para ser mi peluche. Qué bochorno. Tuve que reconocer mi falta y confesar. Escribir, por ejemplo, no aquello de " la noche está estrellada y tiritan azules los astros a lo lejos" sino algo tan decadente y sadomaso como esto: Querido amigo, es cierto, te compré para ser mi peluche. ¿ Podrás perdonarme?
Pero te compré para ser mi peluche, mi expendedora de abrazos, mi sonrisa eléctrica, mi compañía adsl, my movie star. Y ahora, que me queda... La lola se va a los puertos, la isla se queda sola y mi corazón cantando, llora que llora que llora...snif...
No hay comentarios:
Publicar un comentario