Aprendiz de Cutlas,
pirata minimal.
Soñabas existir
en tan sólo unos trazos.
De tu última sonrisa haré mi bandera.
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Las autoridades médicas
declararon tu pecho
zona catastrófica.
Te negaron los abrazos
y a tal efecto, instalaron
dos balancines negros
en tu cara.
Pese a todo
tu sonrisa,
medialuna de acero,
no se batió jamás en retirada.
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Así es la vida:
taza sin asas,
un café frío cada mañana.
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Porque todo ha terminado,
sobre mis hombros,
los títulos de créditose lanzan en picado.
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Parece un complot bien orquestado,
obligarte a creer que todo sigue
cuando todo se ha parado.
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