Birdy trigo, Birdy rama. Pues sí, así es la cosa, pasaría las noches en mi palito cual Birdy, mientras mi cuerpo asimila los cambios de, por qué ocultarlo, la nueva medicación. Sí, conmigo los versos cambian y cantan: ay, medicación, tienes nombre de mujer. Antes del sueño, mi corazón late, mi femoral late, como si fuera un cachorro recién nacido. Taquicardio sobre el colchón como un indio patea el suelo invocando a la lluvia. Y luego, hago dobles tirabuzones, me estiro cual estrella de mar, mientras Marcello "el gato de la curva" se acamala en mi cintura. Él se coloca allí y yo siento que está, al menos, de testigo. Taquicardio hasta caer rendida. Me repito esas palabras que como un mantra cariñoso alguien me repitió hace muy poco mientras yo nadaba entre lágrimas: "lo estás haciendo bien, lo estás haciendo muy bien." Y poco después llega la calma y a veces incluso el sueño. Cuando despierto parece que me hubieran atado con cinchas a la cama. Me duelen las articulaciones, la columna vértebra por vértebra, y mis ojos son carne de cuchilla y perro andaluz incapaces de abrirse de tan hinchados. Son los cambios, los monos, fuking primates, las abstenciones de tanto Lore and the zepams. Pasará, pero esta gimnasia pasiva me deja agotada y me despierta mi Amedio interior reclamando su próxima dosis. Sé que va a ser para mejor, sé que merece la pena este dormirme tan cansada al arrullo de los versos: Birdy que te quiero Birdy, Birdy trigo, Birdy rama.
26.6.12
Birdy que te quiero Birdy
Birdy trigo, Birdy rama. Pues sí, así es la cosa, pasaría las noches en mi palito cual Birdy, mientras mi cuerpo asimila los cambios de, por qué ocultarlo, la nueva medicación. Sí, conmigo los versos cambian y cantan: ay, medicación, tienes nombre de mujer. Antes del sueño, mi corazón late, mi femoral late, como si fuera un cachorro recién nacido. Taquicardio sobre el colchón como un indio patea el suelo invocando a la lluvia. Y luego, hago dobles tirabuzones, me estiro cual estrella de mar, mientras Marcello "el gato de la curva" se acamala en mi cintura. Él se coloca allí y yo siento que está, al menos, de testigo. Taquicardio hasta caer rendida. Me repito esas palabras que como un mantra cariñoso alguien me repitió hace muy poco mientras yo nadaba entre lágrimas: "lo estás haciendo bien, lo estás haciendo muy bien." Y poco después llega la calma y a veces incluso el sueño. Cuando despierto parece que me hubieran atado con cinchas a la cama. Me duelen las articulaciones, la columna vértebra por vértebra, y mis ojos son carne de cuchilla y perro andaluz incapaces de abrirse de tan hinchados. Son los cambios, los monos, fuking primates, las abstenciones de tanto Lore and the zepams. Pasará, pero esta gimnasia pasiva me deja agotada y me despierta mi Amedio interior reclamando su próxima dosis. Sé que va a ser para mejor, sé que merece la pena este dormirme tan cansada al arrullo de los versos: Birdy que te quiero Birdy, Birdy trigo, Birdy rama.
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1 comentario:
Esto va a pasar!!!
Fuerza!!
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