31.1.12

Veta de aquí!!

Cumplen años y nos utilizan. Se han apropiado del espacio. Abusan de nuestros sentimientos. Se aferran a las baldosas y nos desafían. No, el armario no piensa abandonar la casa. No gira en su camino hacia la puerta de salida. Me obliga a mutilarlo o a alzarlo de nuevo. Pero no lo haré. Si lo elevo me arriesgo a que en el proceso se deje caer sobre mí y sea yo entonces la que acabe mutilada. No me fío de sus bisagras, de su falsa bondad de madera milenaria. Ya lo intentó hace días cuando quiso amenazarme en la sala rompiendo la luna de uno de sus espejos. No tuvo suerte. No me alcanzaron sus cristales. Supongo que debió ser frustrante. Supongo que por eso mordió rabioso el marco de la ventana mientras lo deslizaba sirviéndome del sofá hasta echarlo en el suelo. Por mucho que exhiba sus molduras de rancio abolengo, me la tiene jurada como un vil pandillero.
Voy a pedir refuerzos. Serán otros los que lo saquen de aquí. Se ha vuelto peligroso. Ha perdido la veta y me observa amenazante desde el pasillo mientras duermo. Veta. Me has hecho daño, Veta. Veta de aquí!!

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