Esta semana me he mudado a mi habitación. Cama nueva, cabecero, luz, espacio. Marcello se acurruca en mis piernas o me rodea. Duermo otra vez, por fín, como una estrella de mar. La casa está patas arriba pero es una fase. Pronto estará lista para presentarse en sociedad.
En mi cama nueva se puede leer, despertarse con calma, pasar el día. La luz entra a través de las persianas de madera, veo la calle por el día y por la noche. Para mí la felicidad es algo muy parecido a esto.
29.4.11
27.4.11
El año del conejo II
"Cuando Alicia atravesó el cristal del espejo y se encontró no sólo con su mundo de maravillas sino consigo misma, no tuvo necesidad de consultar un folleto explicativo. Se lo inventó [...]."
Ana Mª Matute.
(Discurso entrega Premio Cervantes)
13.4.11
12.4.11
Oler a pan
Dicen que cuando te mueres, antes de cruzar al otro lado, huele a pan. Mis fuentes son de lo más dudoso pero desde que no puedo morder experimento, cada vez con más intensidad, una sensación cercana a la muerte. Porque yo cada mañana cuando voy a la parada del autobús... huelo a pan. Huelo a pan y experimento casi un trance místico. Imagino tiernos croissants deshilachándose al atraparlos entre mis dientes, donuts de azúcar que ceden a mi mordedura y acarician con suavidad mi paladar, crujientes cortezas de pan impregnadas en aceite y tomate que estallan en mi lengua y se mezclan en mis papilas gustativas con el sabor del cáfé. Ay, son ya tres semanas y aún me quedan cinco más a dieta blanda. El otro día me descubrí en el Lidl camufalda detrás de una estantería oliendo la miga cruda del pan recién horneado, como un animalito. Hasta que muerda. Ay.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)