27.9.12
La medicina me fascina
Cada vez que voy a un médico mi visión de la realidad se trastoca. Hoy, sin ir más lejos, me tocaba visita al cirujano vascular. Desde hace tiempo gastaba piernas de aragonesa o lo que es lo mismo, mis tobillos lucían un grosor similar al de la poco favorecedora combinación de gruesas medias de lana y cinta de alpargata bien ceñídita. Decidida a resolver mi dolencia caí en manos de Esaú, mi cirujano vascular. "Esaú, hijo de Ruth, nieto de Abraham" fue lo primero que me vino a la cabeza cuando oí su nombre. Pues bien, Esaú, Esaú, cuando mueras que harás tú, me ha practicado esta misma tarde un eco doppler venoso. Y la escena ha resultado impagable. Ahí estaba mi Esaú, subiéndome la falda y pasándome el ecógrafo downton abbey, mientras yo posaba con la pierna de lado y las manos apoyás en la cadera. La vida te sorprende con momentos de inusitado erotismo. La buena noticia es que estoy bien y que me hincho porque bueno, el patio no está para menos. No tengo que volver (lo he preguntado imagino que debido a la sinrazón que provoca éxtasis o el desconcierto, ahora dudo) y al menos ahora, después de tan emotiva experiencia, gracias a Esaú ya sé lo que me corre por las venas. Por eso insisto, la medicina me fascina.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario