28.5.10

My own primavera sound


Como cada primavera, el mismo sound around me. Maremeva se ha fastidiado un alita, un ala real que no regia, culpa de una bursitis que le ha puesto el brazo como a Popeye pero sin el ancla.
A pesar de que la bursitis no se produce por desgaste del brazo en contacto con el borso, ahora que la monarquía se decanta por lo público y su majestad se opera en el Clínico, Maremeva y yo nos fuimos (al más puro estilo " Tú a Boston, yo a California") a operarla a la Tecknon.
No es que llegaramos allí y pidiéramos intrumental y quirófano a lo Juan Palomo (el gran patron de una nueva generación de multitask) pero cogimos la borsa de pioneros de la familia, Nintendo, cargador de móvil y muda y allí que nos fuimos. La operación un éxito y la habitación divina de la muerte. Ahora bien, me devolvieron a Maremeva con el brazo inmovilizado, robocopizada del todo y disfrutando a tope de su anestesia general. Confieso que sentí cierta envidia pero servidora, a día de hoy, lo mismo le da dormirse encima de un alfiler que de un kilo de guisantes.

A la mañana siguiente nos dieron el alta y regresamos a casa, donde nos esperaba un Marcello bastante pelusón. Así que ahora vivimos una situación muy a lo Benjamin Button: Maremeva a sus años necesita todos los cuidados y yo a los míos estoy de un superwoman que no me aguanto. Y así ando, mandando mensajeros a hospitales para recoger la Nintendo de la niña, que se le ha olvidado en la Tecknon. Mientras tanto, Marcello, para dolerse del déficit de atención que acusa, sobrevuela el vendaje de mi madre saltando de lado a lado del sofá cual león atravesando un aro de fuego. Y yo con el corazón en un puño. Cualquiera lleva a estos dos al cole y a las extraescolares, atiende a sus obligaciones laborales y le encuentra el punto a las judías para que la afición no tenga quejas y no me denuncie a los servicios sociales.

Si es que yo en otra vida me lo debí pasar de muerte.

2 comentarios:

Carlos dijo...

¡Qué bueno!

g dijo...

Tú en otra vida fuiste la reina del Mambo.
No permiten dobletes ni enchufes. Las reglas del juego son insobornables.
Pero tu canonización dentro de cien años será de lo más entrañable.
xxx
g