Sí, estas navidades Maremeva y yo cenamos como los Tudor, en plan regio, cada una a un lado de la mesa. Eso fue al principio, luego pasamos al modo barra. Supe que todo había ido bien cuando me recordé soñando que era Beyoncé. Mis piernas, qué piernas, qué cuerpo. La felicidad no es perfecta y anotaré que en mi sueño se produjeron ciertas alteraciones en la fuerza. Era Beyoncé, sí, pero tenía que solucionar una especie de enfrentamiento entre bandas para conservar mi casa. Todo dependía de mí y, quizá por eso, era incapaz de recordar la primera estrofa de una de mis canciones favoritas. Pedí a una de mis fieles que me soplara el contenido pero también ella parecía incapaz de acordarse. En realidad, había sido sobornada por el lado contrario para que me hiciera luz de gas. Sudaba. Creía que era la angustia de la responsabilidad pero no era eso, era la suma de la funda nórdica + Marcello que con la llegada de los primeros fríos me cuecen y enriquecen all night long. Yo era Beyoncé, una diva del soul estupendísima, una negraza de tomo y lomo, y lomazo más bien, y no me iba a dejar engañar así como así. Descubrí el pastel y me lo comí. Ahh, eso es el éxito, la magia de estas fiestas. Soñarse Beyoncé. El milagro de la Navidad. Después de eso, lo demás qué puede importar.
28.12.11
Being Beyoncé [a Christmas dream]
Sí, estas navidades Maremeva y yo cenamos como los Tudor, en plan regio, cada una a un lado de la mesa. Eso fue al principio, luego pasamos al modo barra. Supe que todo había ido bien cuando me recordé soñando que era Beyoncé. Mis piernas, qué piernas, qué cuerpo. La felicidad no es perfecta y anotaré que en mi sueño se produjeron ciertas alteraciones en la fuerza. Era Beyoncé, sí, pero tenía que solucionar una especie de enfrentamiento entre bandas para conservar mi casa. Todo dependía de mí y, quizá por eso, era incapaz de recordar la primera estrofa de una de mis canciones favoritas. Pedí a una de mis fieles que me soplara el contenido pero también ella parecía incapaz de acordarse. En realidad, había sido sobornada por el lado contrario para que me hiciera luz de gas. Sudaba. Creía que era la angustia de la responsabilidad pero no era eso, era la suma de la funda nórdica + Marcello que con la llegada de los primeros fríos me cuecen y enriquecen all night long. Yo era Beyoncé, una diva del soul estupendísima, una negraza de tomo y lomo, y lomazo más bien, y no me iba a dejar engañar así como así. Descubrí el pastel y me lo comí. Ahh, eso es el éxito, la magia de estas fiestas. Soñarse Beyoncé. El milagro de la Navidad. Después de eso, lo demás qué puede importar.
19.12.11
12.12.11
Y yo como si nada
Ni luces ni espumillón. Un ejército de papá no-eres no podrá conmigo estas fiestas*. Decididas a reflotar la familia con felinos, este año la Navidad se ha vuelto más interesante. Si se odian o no será otro capítulo pero por primera vez desde hace un lustro espero con ilusión la llegada de Maremeva y Greta a casa para pasar las fiestas. Después cualquier cosa puede ocurrir. Puedo empezar el año trabajando o puedo disfrutar de unas merecidas vacaciones. No more drama. Me niego a pasar por el aro de angustia de cada año. Bien es cierto que me importan muchas menos cosas o que me importan muy poquitas. Y sí, lo reconozco, ya no me esfuerzo tanto y paso mucho más de casi todo. No soy más feliz pero respiro un poco mejor. Es lo que hay.
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