Cuando cayó al suelo alguien debería haber gritado: "A horse, a horse, our kingdom for a horse". Si yo hubiera estado allí no habría ocurrido. ¿Se puede ser más estúpida? Y sin embargo... La ambulancia llegó cuando caían en picado los títulos de crédito y la escena era finita-
Corten!
Y se les fue la mano. Mi padre convertido en atrezzo, el cuerpo de mi padre convertido en atrezzo, órganos reciclados, órganos para otros. Y nuestra vida entre sábanas de hospital y funerarias.
Maldita voz en off que amenazaba de camino al hospital: "¿no será éste uno de esos momentos que te cambian la vida?" Maldita Casandra, agorera nefasta. Qué molesto vivir teniendo rázón y qué cansado. Desde ese momento comenzamos a recorrer acantilados, precipicios, morgues, centros de leprosos; conocimos lo más bajo, lo más infeccioso, bebimos de aguas contaminadas, dejamos de ducharnos. Perdelo todo sería lo más cercano a la nada.
La mayor cobardía es fingirse valiente. Alimentarse de vanidad para creerse alguien. Inocularse, sin éxito, la risa; la esperanza, sin futuro. Someterse a una diálisis constante cada año, a tu ausencia, al primer gramo de materia oscura, al borde del agujero negro. Deberían darnos el alta, hoy que juntos celebramos nuestro sexto aniversario.
30.12.10
23.12.10
Sirope
Sirope, sí, ahí dice Maremeva que va a pasar las vacaciones. Y yo le digo que noooo, que nos vamos a Salou pero las dos estamos de lo más Maragall y no pasamos de la pera o la manzana... Sirope no me parece un mal destino aunque quizá algo más dulce de lo que estoy dispuesta a tolerar en estas fechas tan entrañables.
Un año más llega la Navidad a Endora. Un año más asomada al borde de un agujero negro que amenaza con hacerme desaparecer. Quizá ya es hora. Han pasado 6 años, debe empezar un nuevo ciclo y en éste, quien sabe lo que pasará con mi trabajo, qué trabajo le tocará a mi corazón hacer, que andamiaje es necesario para mantenerse de pie. Seguramente tendré que aprender nuevos trucos, nuevas disciplinas, disciplina, domar mi corazón hasta volverlo manso y dejar así que se diluya, que se borre poco a poco hasta mi nombre. No sé que buenas traerán consigo los próximos cinco años. No sé si seré madre o si decidiré apadrinar gatos y tejerles ropa de lana. No sé si encontraré al hombre del otro lado de la cama que busco y quiero, no sé si mi cama crecerá y se volverá ancha y dormiré estrellada como una estrella de mar. Ninguno de estos caminos es garantía de nada. Puestos a decir obviedades diría que ojalá no fuera necesario ir a trabajar porque hace ya tiempo que el trabajo dejó de dignificarnos como seres humanos. El trabajo cansa, estorba, el trabajo no es más que un escondite.
Espero que no le sorprenda a nadie este estar tan down a 23 de diciembre. En 7 días se cumplen 6 años del tsunami. Y debería ser suficiente pero nunca lo es. Y mamá no quiero ir al cole, y ese niño me pega, y el otro parece dispuesto a copiarle la idea.
Quizá podría acostumbrarme a los pijamas grandes a las chaquetas, a desayunar en la galeria, a escribir con Marcello apostado al otro lado del teclado. Y sin amor pero con pastillas.
Mañana mismo me marcho a Sirope a pasar unas navidades y así ya lo tengo hecho.
Estoy segura de que nada de lo que me entristece me ocurriría en Hoboken.
20.12.10
Fobias
"Admiro a los niños gimnastas, pero tengo un poco de miedo de los niños escritores. Primero porque son demasiados. Y luego, ¿cómo no tener miedo de un niño que es capaz de moverse cómodamente por lo impenetrable? Para ponerse a mi altura, cuando el furor literario lo posea, no le faltará más que volcabulario."
Colette
16.12.10
13.12.10
3.12.10
Hijos de un dios menor
Hace frío, mucho frío. Sin tiempo para comprar un calefactor toda esta semana, llego a casa con el temor de encontrarme a Marcello cristalizado. Pero no, Marcello me espera en la puerta de la galería porque él quiere salir al fresco. Yo le digo que no desde el sofá, cubierta con la manta, pero me contesta, lo sé; no me maúlla, me contesta, y creo que está a un paso de romper a hablar. Porque Marcello en esta casa tiene nuevas inquietudes, mucho que explorar y le importan cero las condiciones climáticas.
Estoy decidida a enseñarle a hablar. Si él me ha dejado claro que le gusta el jamón y cómo tenemos que proceder para que lo pueda comer sin atragantarse es que el canal de comunicación ya existe y está funcionando.
Y así estamos. Hijos de un dios menor o Gorilas en la niebla.
2.12.10
Hoboken
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