Siempre me he preguntado dónde se escondían las legiones de fans de Camela. Ellos, con sus largas melenas rizadas, ellas, con sus camisas y sus leggings con botines. Todos con pendientes, muchos pendientes. Y el resto pendientes los unos de los otros. Hasta ahora. En el hotel de El Resplandor, donde he pasado estas fiestas tan entrañables, había mongoles, fans de Camela, franceses y belgas. En el hotel donde he pasado las vacaciones nos pusieron una pulsera para diferenciarnos del resto de pacientes en aquel nido del cuco. En el hotel donde he pasado bla, bla, bla... los horarios de desayuno eran de 7:30 a 9:30 ( nunca me había puesto el despertador para desayunar); para la comida de 12:00 a 14:00 ( nunca había cruzado un salón comedor corriendo como si me persiguiese una vaquilla y el camarero fuera Ramón García); para la cena de las 19:30 a las 21:00 (nunca había cenado en un lugar donde la media de edad era de 80 años y, sin embargo, como corrían los jodíos).
En el Bar Salsa, el payaso Frank amenizaba la tarde a los más pequeños. Si les ha gustado recomiéndenme. Desde aquí quiero recomendar a el payaso Frank capaz de hacer globos con formas de animales y... capaz de a hacer formas de animales, eso seguro. Después, la cena. Y como estábamos en familia qué mejor cosa que ponernos todos unos gorritos de papá Noel con estrellitas con luces de colores intermitentes. Pero con sentido del humor y vino y cava y gin y tonic y venga y dale, la realidad se vuelve asombrosamente dulce.
Tras la experiencia del primer día, mis iguales y yo, decidimos tomar cartas en el asunto y nos propusimos varios objetivos: excursión/búsqueda del souvenir más hortera, hacernos con un par de centros de mesa y por último apuntarnos a la actividad más freak que hubiera en el cuadro de los animadores del hotel. Y así cómo me hice con un reportaje gráfico de lo más kitch ( el decorado de la ciudad daba para rodar el próximo C S I: Loreto di mare; dos centros de mesa y, para terminar, a las 16:00h, previa siesta y despertador porque un compromiso es un compromiso, nos apuntamos a una partida de Sjolen, sí, sí, SJOLEN (también conocido como juego de la galleta). El juego consiste en deslizar 20 galletas por un tablero de madera inclinada que termina en unos casilleros. Cada casillero tiene una puntuación. Dos rondas, suma de puntos y medalla. Pero no para nosotros... sino para Alejandro un niño de unos... 6 años?
Pero estoy tranquila porque seguro que con eso en mi cv nada puede ir mal.
Luego otra partidida de Blokus en la habitación y después, como descargo, Quimicefa. Bueno, en realidad tuve la oportunidad de crear en compañia del marido de mi amiga y mi madre una serie de combinados totalmente nuevos que, estamos seguros, revolucionaran el mundo de la coctelería: el Coco-ron y la Motaña rusa caribeña.
Coco- ron o Cocorón: como su nomrbe propio nombre indica, consiste en una mezcla con mala leche del camarero de coco y ron. La Montaña rusa caribeña toma como base para su elaboración un cocorón al que se le añade una piña colada. El resultado es una embestida con sabor a piña colada en las encías que se convierte en una segunda oleada de coco antes de la ingesta definitiva. De ensueño.
Cena F1 y después mojitos y trepidante partida de cartas. Después de huir del sociópata del hotel y aprender que para sobrevivir no hay que hacer contacto visual con nadie, nos retiramos a nuestros aposentos. Pero justo antes de ir a dormir y como broche final por qué no descubrir que me han robado el móvil y me han dejado el tabaco en el mismo lugar. Y sin embargo lo fundamental ha ido sobre ruedas. Feliz navidad,malditos bastardos. Queridos Reyes Magos: ¿mi móvil?
El próximo año las malas lenguas dicen que iremos a Port Aventura. Reloj, no marques las horas.
26.12.09
23.12.09
22.12.09
We few
KING HENRY V:
This story shall the good man teach his son;
And Crispin Crispian shall ne'er go by,
From this day to the ending of the world,
But we in it shall be remember'd;
We few, we happy few, we band of brothers;
For he to-day that sheds his blood with me
Shall be my brother; be he ne'er so vile,
This day shall gentle his condition:
And gentlemen in England now a-bed
Shall think themselves accursed they were not here,
And hold their manhoods cheap whiles any speaks
That fought with us upon Saint Crispin's day.
This story shall the good man teach his son;
And Crispin Crispian shall ne'er go by,
From this day to the ending of the world,
But we in it shall be remember'd;
We few, we happy few, we band of brothers;
For he to-day that sheds his blood with me
Shall be my brother; be he ne'er so vile,
This day shall gentle his condition:
And gentlemen in England now a-bed
Shall think themselves accursed they were not here,
And hold their manhoods cheap whiles any speaks
That fought with us upon Saint Crispin's day.
21.12.09
18.12.09
17.12.09
El mostacho de Lincoln
¿ Y qué demonios sé yo sobre el mostacho de Lincoln? Y sin embargo, me he levantado con esta pregunta en mi cabeza. Como si conocer la respuesta fuera obligatorio. Como si todos supieran de que estamos hablando. He soñado con mi hermano. He hablado de mi hermano. No está más muerto ahora que esta mañana o ayer. Pero ayer hablé de mi hermano y hoy me ahogo, hoy, y toda la semana. Qué demonios sé yo sobre el mostacho de Lincoln... Por qué no saber nada me hace sentir tan culpable. Qué demonios sabré yo sobre el mostacho de Lincoln, qué enigma resuelve, qué me importa. Intento resolver el enigma de Lincoln de la misma manera que busco a mi hermano entre las grietas del sueño. Le he dado caza en la penumbra de alguna madrugada reciente. Si me acerco es un sin sombra a mi lado en el tren como Chihiro( sí, qué mona, pero también que pedazo de mierda). Si me acerco, su sonrisa de idiota sólo es una y su boca sólo es una que no suelta prenda.
Hace semanas que me audito los sueños, no es bueno, dicen, pero no lo multan y sólo el APA me obliga a recoger tu careta rota en el patio del colegio. Te han vuelto a dar una paliza de muerte. A tí, que eras el mayor. No sé como no sentir vergüenza porque eres un inútil y te has muerto. En casa no lo van a entender, cuando les diga lo que has hecho, cuando les diga que lo has vuelto hacer. No, te lo advierto, en casa no lo van a entender. Nada va a cambiar hasta que nos digas a todos lo que ocultas sobre el mostacho de Lincoln, qué sabes, hasta que sueltes prenda, hasta que no confieses que ha pasado con el mostacho de Lincoln o, haciéndolo sencillo, hasta que expliques por qué estás muerto sin remedio. Sólo entonces se abolirán los patios de colegio, y podremos hablar de algo que no seas tú o el propio Lincoln.
Hace semanas que me audito los sueños, no es bueno, dicen, pero no lo multan y sólo el APA me obliga a recoger tu careta rota en el patio del colegio. Te han vuelto a dar una paliza de muerte. A tí, que eras el mayor. No sé como no sentir vergüenza porque eres un inútil y te has muerto. En casa no lo van a entender, cuando les diga lo que has hecho, cuando les diga que lo has vuelto hacer. No, te lo advierto, en casa no lo van a entender. Nada va a cambiar hasta que nos digas a todos lo que ocultas sobre el mostacho de Lincoln, qué sabes, hasta que sueltes prenda, hasta que no confieses que ha pasado con el mostacho de Lincoln o, haciéndolo sencillo, hasta que expliques por qué estás muerto sin remedio. Sólo entonces se abolirán los patios de colegio, y podremos hablar de algo que no seas tú o el propio Lincoln.
11.12.09
9.12.09
La vocación inversa de afirmar
"Llegó a Nueva York y la ciudad le gustó todavía más que en las películas. Aceptó provisionalmente un trabajo en una escuela de dibujo: sería algo transitorio, mientras empezaban a llegarle los encargos de las grandes revistas, que entonces vivían en una edad de oro, Harper's, vanity Fair, THe New Yorker, Esquire. En Alemania, en toda Europa, sus ilustraciones eran célebres, y le permitían ganar mucho dinero. En Estados Unidos, con una cultura visual mucho más moderna y potente, el triunfo estaba asegurado. [...]
Con lento asombro, con indicios graduales, con una decepción que no parece contaminada de amargura, fue descubriendo el fracaso, aclimatándose un poco a él. [...] Había creído que no le costaría nada adaptarse al estilo más franco y menos tortuoso, también más utilitario, de las ilustraciones de las revistas americanas: descubrió que esa felicidad le era imposible.[...] Tenía que dar clases de dibujo, aprender paciencia y mansedumbre, resignación al silencio de las cartas que se quedaban sin respuesta y a la humillación de llamar repetidamente a editores que no estaban nunca [...]. Ahora descubría la vocación inversa de afirmar. La intemperie nocturna de las ciudades y la claustrofobia de las habitaciones alumbradas por bombillas habían sido los espacios de su imaginación. Ahora se descubría a sí mismo apreciando la claridad del día y las amplitudes de la naturaleza americana."
Con lento asombro, con indicios graduales, con una decepción que no parece contaminada de amargura, fue descubriendo el fracaso, aclimatándose un poco a él. [...] Había creído que no le costaría nada adaptarse al estilo más franco y menos tortuoso, también más utilitario, de las ilustraciones de las revistas americanas: descubrió que esa felicidad le era imposible.[...] Tenía que dar clases de dibujo, aprender paciencia y mansedumbre, resignación al silencio de las cartas que se quedaban sin respuesta y a la humillación de llamar repetidamente a editores que no estaban nunca [...]. Ahora descubría la vocación inversa de afirmar. La intemperie nocturna de las ciudades y la claustrofobia de las habitaciones alumbradas por bombillas habían sido los espacios de su imaginación. Ahora se descubría a sí mismo apreciando la claridad del día y las amplitudes de la naturaleza americana."
Antonio Muñoz Molina, Triunfo y fracaso de Geroge Grosz. El País, 2009.
8.12.09
Aquí
MI DIFÍCIL VIDA CON LA MEMORIA
Soy mal público para mi memoria.
QUiere que continuamente escuche su voz,
y yo no dejo de moverme, carraspeo,
escucho y no escucho,
salgo, regreso y vuelvo a salir.
Quiere ocupar mi atención y mi tiempo por completo
Cuando duermo le resulta fácil.
De día, depende, y eso le molesta un poco.
Me desliza insistente antiguas cartas, fotografías,
trata hechos importantes y sin importancia,
pone la mirada en paisajes inadvertidos,
los puebla con mis muertos.
En sus historias siempre soy más joven.
Es agradable, sólo que para qué seguir insistiendo.
Los espejos me dicen otra cosa.
Se enfurece cuando me encojo de hombros.
Y, vengativa, me echa en cara todos mis errores,
graves, luego facilmente olvidados.
Me mira a los ojos, espera a ver qué digo.
Al final me consuela con que pudo haber sido peor.
Quiere que viva ya sólo con ella y para ella.
De preferencia en habitación oscura y cerrada,
y en mis planes hay siempre un sol presente,
nubes actuales, caminos en curso.
A veces estoy harta de su compañía.
Le propongo separarnos. Desde hoy y para siempre.
Entonces sonríe compasiva,
pues sabe que para mí también sería una condena.
Wislawa Szymborska, Aquí.
Bartleby Editores, 2009
Diario de un gato nocturno
GAME OVER
Gracias a ti
he traspasado un arco de mordiscos en el pecho,
le he cogido manía al verbo avisar
y me he quedado huérfano de sueños.
Me dices que pruebe a ser rojo,
aprietas tu mano contra la mía
y me pides que crea en lo que palpita bajo tu piel.
Pero lo que tú no sabes,
de lo que tú no te das cuentas
- porque eres géminis-
es que creer en ti es vivir por y para ti,
oscilar en la cuerda del recuerdo de tu sonrisa,
siempre a punto de caerme.
Quererte a tu es tener la sangre fría del lagarto
e hibernar por fuerza si no me calienta el sol de tu boca.
La lava roja que dejaste escapar por todos mis rincones
se ha vuelto piedra gris, sangre seca
que no me calienta, que me quema.
Hasta que aquella tarde tiré la toalla y el sol se puso.
Aquella tarde no quedaban lágrimas que llorar,
saliva que malgastar contigo,
ganas de sonreirte,
fuerzas para pensar en ti.
Y la angustia... casi se me ha olvidado.
Expiré el aliento de mi tercera vida
que tú habías tirado tan jovialmente por el váter
tan jovialmente, sí, porque eres géminis,
y con él se agazapó el rojo.
Y con él se hizo de noche.
En el frío negro de mi desesperación sólo quedé
YO,
suspendido en el silencio
esperanzo, una vez desaparecido todo lo que fue mi mundo,
a ser nada, a ser abismo.
Gracias a ti
he traspasado un arco de mordiscos en el pecho,
le he cogido manía al verbo avisar
y me he quedado huérfano de sueños.
Me dices que pruebe a ser rojo,
aprietas tu mano contra la mía
y me pides que crea en lo que palpita bajo tu piel.
Pero lo que tú no sabes,
de lo que tú no te das cuentas
- porque eres géminis-
es que creer en ti es vivir por y para ti,
oscilar en la cuerda del recuerdo de tu sonrisa,
siempre a punto de caerme.
Quererte a tu es tener la sangre fría del lagarto
e hibernar por fuerza si no me calienta el sol de tu boca.
La lava roja que dejaste escapar por todos mis rincones
se ha vuelto piedra gris, sangre seca
que no me calienta, que me quema.
Hasta que aquella tarde tiré la toalla y el sol se puso.
Aquella tarde no quedaban lágrimas que llorar,
saliva que malgastar contigo,
ganas de sonreirte,
fuerzas para pensar en ti.
Y la angustia... casi se me ha olvidado.
Expiré el aliento de mi tercera vida
que tú habías tirado tan jovialmente por el váter
tan jovialmente, sí, porque eres géminis,
y con él se agazapó el rojo.
Y con él se hizo de noche.
En el frío negro de mi desesperación sólo quedé
YO,
suspendido en el silencio
esperanzo, una vez desaparecido todo lo que fue mi mundo,
a ser nada, a ser abismo.
Javier Gato, Diario de un gato nocturno
Cangrejo Pistorelo ediciones.
1.12.09
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