18.5.09

La culpa es de uno

Quizá fue una hecatombe de esperanzas
un derrumbe de algún modo previsto
ah pero mi tristeza solo tuvo un sentido

todas mis intuiciones se asomaron
para verme sufrir
y por cierto me vieron

hasta aquí había hecho y rehecho
mis trayectos contigo
hasta aquí había apostado
a inventar la verdad
pero vos encontraste la manera
una manera tierna
y a la vez implacable
de desahuciar mi amor

con un solo pronostico lo quitaste
de los suburbios de tu vida posible
lo envolviste en nostalgias
lo cargaste por cuadras y cuadras
y despacito
sin que el aire nocturno lo advirtiera
ahí nomás lo dejaste
a solas con su suerte
que no es mucha

creo que tenés razón
la culpa es de uno cuando no enamora
y no de los pretextos
ni del tiempo

hace mucho muchísimo
que yo no me enfrentaba
como anoche al espejo
y fue implacable como vos
mas no fue tierno

ahora estoy solo
francamente
solo

siempre cuesta un poquito
empezar a sentirse desgraciado

antes de regresar
a mis lóbregos cuarteles de invierno

con los ojos bien secos
por si acaso

miro como te vas adentrando en la niebla
y empiezo a recordarte.


Mario Benedetti

El Aguafiestas

Como si la policia hubiera llamado a mi puerta, como en las películas:
Es usted, Usted?
Sí, soy Yo.
Ha muerto.
No. No es cierto.
No es verdad. Lo han escrito en los periódicos pero no puede ser verdad. ¿Qué necesidad tiene nadie de que algo así sea cierto? Dicen que es esto lo que le pasa a los que se quedan. Pero ¿ Hemos de ver como la geografía emocional de toda nuestra vida va colándose por las grietas hacia otra dimensión? Qué pasó la semana pasada, qué está pasando ésta. ¿Acaso alguién ha decidido hacer limpieza?
Recuerdo el ejemplar de Inventario que compartía con mi hermano, y cuyo lomo tuvo que sujetar con scotch, un sobrante de cuando nuestra madre trabajaba en 3M. Sin embargo, muy en su línea, compró un ejemplar nuevo para que el otro, ya destrozado, pudiera descansar en la estantería. Y después seguimos. Suma y sigue. Y nuestra biografía amorosa se fue plegando a muchos de sus versos. Y nuestra soledad aprendió a consolarse en el jardín botánico, a esperar la esperanza convertida en piedritas en la ventana ( a pesar de vivir en un sexto). Supimos de Juan Helman y de Roque Dalton, entre otros tantos.
Mi hermano era el mayor. Al principio era él el que compraba los libros, los discos. Yo empecé más tarde. Pero él se encargó siempre de que no hiciera falta esperar. A veces siento que se está borrando nuestra historia. Y salgo a comprar el siguiente libro de poemas o el siguiente disco para dejarlo sin abrir pero para llevarlo a casa, para poner nuestra memoria a salvo. Para hacer como si no se notara, para hacer que no se note. Para ignorar que alguien ha escrito en los periódicos que ha muerto y que otros siguen cayendo en la misma trampa.
Te lo dicen y no te lo crees. Es lo que suele pasar. Y te acuerdas de aquella canción que... o aquel poema que... y qué decir del cubierto que sobra en la mesa, la broma que ya no se puede compartir o el cabreo que nada le importa a las paredes de todas esas casas que no saben nada de lo vuestro.
Te lo dicen y no te lo crees pero en el breve espacio que eliges darte cuenta, duele como si lo fueran a prohibir.
Una lástima, Don Mario. Si no le importa, dele recuerdos. Viniendo de usted, estoy segura, sabrá agradecérselo.

13.5.09

Whale Thing


"La invitación era la imagen de una ballena. Era una ballena auténtica, una fotografía de una ballena de verdad. Examiné sus diminutos y sabios ojos y me pregunté dónde se encontraría en aquel momento. ¿ Estaría viva y nadando, o habría muerto hacía ya mucho tiempo, o se encontraría moribunda en ese preciso instante? Cuando muere una ballena, va cayendo al fondo del mar muy lentamente, y tarda un día entero en caer. Los demás peces la ven caer, como si fuera una estatua gigante o un edificio, pero lentamente, muy lentamente. Centré toda mi atención en aquel ojo. Trataba de meterme en su interior, de llegar hasta la ballena de verdad, la ballena moribunda y susurré: No es culpa tuya".


Miranda July, Nadie es más de aquí que tú. Seix Barral.

6.5.09

El tobogán


Me hacía taanta ilusión. El primer día de colegio de mi vida sólo pensaba en una cosa: ser la primera en llegar al tobogán a la hora del recreo. Jamás había subido a uno, pero me imaginaba aquello como la experiencia definitiva... para una niña de cuatro años. Y así fue: sonó el timbre, y yo me hice fuerte entre las demás niñas y llegué la primera a las escaleras del tobogán. Subí y subí, y al llegar arriba me entró miedo, miedo de doblar las piernas, miedo de no saber como sentarme para deslizarme; y era miedo, vértigo, porque antes de ese día no había tenido pruebas que me hicieran tomar nota de lo que hoy es ya uno de mis "must" vitales: no estoy capacitada para la carrera, el salto, ni niguna otra actividad que requiera agilidad. Aunque soy muy flexible. ;) Fue entonces cuando otra niña, dominada por un ansia similar a la mía, me dió un empujoncito que hizo que me precipitara...directamente contra el suelo.

La primera vez que subí a un tobogán no me deslicé por él...me tiré de él, y fue así como así pude descubrir: que si me caigo, incluso si no hay nadie para escucharlo, hago un ruido que lo flipas. Mi primera semana de colegio me quedé en casa y mi diversión durante esa semana se tradujo en salir cada mañana corriendo hasta el espejo de la habitación de mis padres para ver como la mitad de mi cara, la que paró el golpe, cambiaba de color cada día: morado, amarillo, verde... y además estaba encantada con la súper jeringuilla que me regalaron en urgencias!!! "Pobre megacéfala", pensarían. Pero la inflamación bajó y supongo que así fue como empezó todo, para que engañarnos. Eso sí, lo que nunca, jamás, jamás, me había parado a pensar es que un día, 30 años después encontraría una imagen que resumiera a la perfección aquel momento que lo cambió todo. Qué cosas...

4.5.09

Lo que me gusta de tu lengua





Lo que me gusta de tu cuerpo es el sexo.
Lo que me gusta de tu sexo es la boca.
Lo que me gusta de tu boca es la lengua.

Lo que me gusta de tu lengua es la palabra.




Julio Cortázar (inédito)

Publicará Alfaguara el 27 de Mayo.

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